Mala hierba que crece y agrieta espacios en la farsa de este mundo para que podamos asomarnos y atisbar una pizca de verdad. Así es la poesía de Carlos Sánchez: versos que invocan el silencio del lenguaje, que fracturan el escaparate de la realidad para concitar una nueva manera de relacionarlos con la vida y con nosotros mismos.
A lo mejor vagar es silenciar espacios,
practicar el silencio,
restituirlo allí donde el lenguaje no nos dejaba ya pensar en libertad,
con libertad,
hacia, hasta, para, por, según
la libertad.