Estupor de la palabra frente al fértil océano vacío de la página blanca, desollada y desahuciada, pero siempre a punto de rebrotar; así son los estupores, los asombros que estos versos perfilan en la mirada del lector, los mismos que los del ser humano frente a las eternas preguntas sobre la vida, la muerte, el amor, el desastre, el vuelo de un pájaro…
Desollando abecedarios,
soplo sobre los restos de las páginas muertas
que resultan dormidas.
Leer es trazar la genealogía del hombre infinito.